Jelly Roll Morton, cuyo nombre real era Ferdinand Joseph LaMothe, nació en Nueva Orleans, Luisiana, en 1890. Fue uno de los músicos más influyentes del jazz de principios del siglo XX y se le atribuye la creación del estilo de jazz conocido como “hot jazz”.
Morton creció en una familia de músicos y aprendió a tocar el piano desde muy joven. A los 14 años, comenzó a tocar en los burdeles de Nueva Orleans y rápidamente se convirtió en un músico popular en la escena local. A lo largo de su carrera, Morton trabajó con algunos de los músicos más importantes del jazz, incluyendo a King Oliver, Louis Armstrong y Sidney Bechet.
En 1923, Morton se mudó a Chicago y comenzó a grabar sus propias composiciones. Fue en esta época cuando comenzó a desarrollar su estilo de jazz “hot”, que se caracterizaba por su ritmo rápido y su uso de la improvisación. En 1926, Morton grabó su obra maestra, “Black Bottom Stomp”, que se convirtió en un éxito instantáneo y lo estableció como uno de los músicos más importantes del jazz.
A lo largo de su carrera, Morton también trabajó como compositor y arreglador, y escribió algunas de las canciones más famosas del jazz, incluyendo “King Porter Stomp” y “Wolverine Blues”. También fue un innovador en el uso de la grabación, y fue uno de los primeros músicos en utilizar técnicas de sobregrabación para crear arreglos complejos.
A pesar de su éxito, Morton tuvo una vida personal difícil. Fue arrestado varias veces por cargos de juego y drogas, y su carrera comenzó a declinar en la década de 1930. En 1940, se mudó a Washington D.C. y comenzó a trabajar como pianista en un club nocturno. A pesar de que su carrera había disminuido, Morton siguió siendo una figura influyente en el mundo del jazz, y su estilo de jazz “hot” continuó siendo una influencia importante en la música durante décadas.
Biografía de Jelly Roll
Jelly Roll Morton murió en Los Ángeles en 1941, a la edad de 50 años. A pesar de su vida difícil, su legado como uno de los músicos más importantes del jazz sigue vivo hoy en día. Su innovación y creatividad en la música han inspirado a generaciones de músicos y han dejado una huella indeleble en la historia del jazz.